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Médico y paciente

Enfermedades cardiovasculares -  ECV

¿Qué son las ECV?

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Bajo este nombre se aglutinan una serie de dolencias que afectan al corazón y a toda la red de vasos sanguíneos del organismo, que incluye las arterias, los capilares y las venas que trasladan la sangre a todos los rincones del cuerpo, motivo por el que antes se las conocía como enfermedades del aparato circulatorio.

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Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo tanto en hombres como en mujeres. Cada año fallecen más personas en todo el planeta por este motivo que por cualquier otro. Y las perspectivas no mejorarían en un futuro cercano: se calcula que en 2015 cerca de 20 millones de ciudadanos perderán la vida a consecuencia de una dolencia cardiovascular.

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Las ECV avanzan de manera silenciosa sin dar apenas señales de alarma. La buena noticia es que cada vez contamos con mayor información sobre cómo se producen y sobre qué podemos hacer para prevenirlas y mantener una salud cardiovascular óptima.

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¿Cómo se producen?

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Las arterias, los vasos sanguíneos de mayor calibre que alimentan nuestro organismo son las dianas principales de las enfermedades cardiovasculares . Todas estas dolencias comparten un elemento común y es que, con el tiempo, acaban por lesionar las arterias y favoreciendo que se estrechen, pierdan elasticidad y potencialmente se obstruyan.

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Este proceso se produce en mayor o menor medida en todos los grandes vasos, pero se vuelve más preocupante cuando los afectados son los encargados de aportar sangre al corazón y el cerebro. El nombre que se emplea en medicina para referirse a este proceso de deterioro es arteriosclerosis. Cuando se presenta una obstrucción, acaece el denominado accidente cardiovascular, que puede desarrollarse de forma lenta y progresiva por la propia enfermedad vascular, o bien súbitamente, a consecuencia de la formación de un trombo.

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¿Cuáles son las más frecuentes?

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Las dos manifestaciones principales de la enfermedades cardiovasculares son la cardiopatía isquémica, es decir, la enfermedad coronaria, y la enfermedad cerebrovascular.

La primera es la causa principal de mortalidad en los hombres, de la misma manera que la cerebrovascular ocupa el primer puesto entre los motivos de óbito de las mujeres.

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A nivel global, estas dolencias resultan más letales para la población masculina: la tasa de mortalidad ajustada por edad es un 40% mayor en ellos, aunque este porcentaje asciende al 50% en el caso de la cardiopatía isquémica y un 14% más en el del ictus.

De forma aproximada, se puede decir que anualmente en España padecen un infarto agudo de miocardio unas 70.000 personas y cerca de 100.000 sufren un ictus. Por otro lado, un 8,5% de los españoles mayores de 55 años (10,2% varones y 6,3% mujeres) presenta  enfermedad arterial de los miembros inferiores.

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La realidad es que las personas que padecen enfermedades cardiovasculares suelen tener más de un territorio vascular afectado, lo que demuestra el origen multifactorial y sistémico de la enfermedad.

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El problema es que muchos casos pasan inadvertidos o no se diagnostican de forma adecuada. El hecho de que un tercio de los pacientes que sufren un infarto no llegue con vida a un hospital, nos da idea de la importancia de la prevención cardiovascular para evitar que este tipo de eventos llegue a producirse.

¿Son graves las consecuencias?

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Generalmente las enfermedades cardiovasculares son conocidas por sus manifestaciones más graves. En función del órgano afectado, éstas son el ictus (infarto o trombosis cerebral), el infarto de miocardio o  la angina de pecho. Además de una misma base fisiopatológica, estas dolencias tienen otra característica en común y es que los factores de riesgo responsables de su desarrollo son los mismos. Tener elevada la presión arterial, niveles altos de colesterol, sufrir diabetes o fumar son, entre otros, los elementos determinantes para el desarrollo de la enfermedad vascular arteriosclerótica.

¿Cómo puedo conocer mi riesgo cardiovascular?

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El riesgo cardiovascular se define como bajo, moderado o alto, en función de los factores de riesgo cuantificables, aquellos que se pueden medir con algún test o prueba analítica, que presente cada persona.

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Por acuerdo científico, se habla de un riesgo alto cuando se tiene un 20% o más de probabilidades de presentar una enfermedad coronaria (mortal o no mortal) en los siguientes 10 años; o también cuando la probabilidad de fallecer a causa de una enfermedades cardiovasculares (coronaria, cerebrovascular o de otra localización) es igual o mayor al 5% en los próximos 10 años.

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Consejos a tener en cuenta

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Si lo que se pretende es mantener una buena salud cardiovascular, la receta es la siguiente:

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  • No fumar y evitar el tabaquismo “pasivo”

  • Realizar una actividad física adecuada (al menos 30 minutos al día)

  • Llevar un tipo de alimentación saludable

  • Evitar el sobrepeso y la obesidad

  • Mantener una tensión arterial por debajo de 140/90 mmHg

  • Mantener un colesterol total por debajo de 200 mg/dl (~ 5 mmol/L)

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